ALIMENTACIÓN
Obesidad
Si bien la obesidad no se considera un trastorno mental, constituye un factor de riesgo para el desarrollo de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). A su vez, algunos TCA pueden favorecer el desarrollo y mantenimiento de la obesidad.
En la actualidad, el sobrepeso y/o la obesidad constituyen un factor de riesgo a numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, dislipemia, accidentes cerebrovasculares y varios tipos de cáncer.
La intervención psicológica en la conducta alimentaria habitual, tiene como meta fundamental el desarrollo del autocontrol del paciente. Constituyendo el eje en el que se articula el aprendizaje de diferentes recursos que lo ayuden a afrontar y resolver los problemas que puedan obstaculizar el logro de sus objetivos.
La Psicología de la Alimentación, es la ciencia que estudia nuestra relación y comportamiento con la comida. Para poder explicar y abordar dicha relación, esta ciencia tiene en cuenta nuestras emociones, conductas, así como nuestro contexto social y de relaciones. Aquí incluiríamos el hecho de comer de forma compulsiva, los atracones, la ansiedad por la comida, rechazo al cuerpo, dietas crónicas y otras dificultades con la comida y nuestro cuerpo.
Trastornos de la alimentación
Los trastornos alimentarios deben atenderse por su complejidad y gravedad, dado que involucran relaciones complejas y dañinas con los alimentos, y el establecimiento de conductas compensatorias que afectan la salud de la persona. En general, suele estar afectada la imagen corporal y hay un miedo obsesivo a engordar. Estos trastornos afectan aproximadamente a 20 millones de mujeres y 10 millones de hombres en los Estados Unidos y son padecidos por todos los grupos poblacionales, sin distinción de edad, etnia, nivel socioeconómico, religión, sexo, género, etc, más allá de que la prevalencia mayor es en mujeres.
Si bien los trastornos de alimentación más conocidos son la anorexia y bulimia nerviosa, se identifican otros como el trastorno de pica, trastorno de rumiación, trastorno de ingesta de alimentos por evitación/restricción y trastorno por atracón, los cuales están clasificados en el Manual DSM-5
Anorexia nerviosa
Para que se diagnostique la anorexia nerviosa, el DSM-5 especifica que el individuo restringe significativamente la ingesta de alimentos, tienen miedo intenso a aumentar de peso y predomina una alteración en su imagen corporal.
La restricción de alimentos y las conductas compensatorias para evitar engordar, suelen poner en riesgo la vida de quien padece este trastorno, por lo que resulta urgente una intervención psicoterapéutica oportuna e interdisciplinaria.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa se caracteriza por tres aspectos: “episodios recurrentes de atracones, conductas compensatorias inapropiadas frecuentes para evitar el aumento de peso y autoevaluación indebidamente influenciada por la forma corporal y el peso”.
Un individuo debe participar en estos comportamientos al menos una vez por semana durante tres meses para cumplir con los criterios de diagnóstico.
Trastorno por atracón compulsivo (TA)
El trastorno alimentario compulsivo, comúnmente conocido como TA, es el diagnóstico de trastorno alimentario más común entre todos los demás. El DSM-5 especifica que TA involucra episodios de atracones definidos como se mencionó anteriormente en el diagnóstico de Bulimia Nervosa.
Sin embargo, se distingue de la Bulimia Nerviosa porque no necesariamente se acuden a conductas compensatorias luego del atracón de manera sistemática y no ocurre exclusivamente durante los episodios de anorexia o bulimia. También se diferencia de la bulimia por no implicar una alteración en la imagen corporal del sujeto.
Pica
Consiste en ingerir una o más sustancias no alimenticias de forma persistente durante al menos un mes. El DSM-5 especifica que el consumo de sustancias no nutritivas y no alimenticias debe ser inapropiado para el nivel de desarrollo del individuo y “no ser parte de una práctica culturalmente apoyada o socialmente normativa”.
Trastorno de rumiación
El trastorno de rumiación se caracteriza por “regurgitaciones repetidas de alimentos que ocurren después de comer o comer durante un período de al menos un mes”. Las personas con trastorno de rumiación regurgitan los alimentos que habían tragado previamente sin síntomas aparentes de náuseas, arcadas involuntarias o disgusto.
Para su diagnóstico, no debe haber enfermedad médica asociada a temas gastrointestinales o que no se configure durante episodios de anorexia, bulimia, BED o ARFID.
Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (TERIA)
El trastorno restrictivo de la ingesta de alimentos por evitación, a menudo abreviado como TERIA, reemplazó el diagnóstico anterior del DSM-5 de «trastorno alimentario de la infancia o la primera infancia». Una razón de esto es que TERIA ocurre predominantemente, pero no exclusivamente, en bebés o niños.
Una característica de diagnóstico esencial de TERIA es «evitación o restricción de la ingesta de alimentos que se manifiesta por un incumplimiento clínicamente significativo de los requisitos de nutrición o una ingesta insuficiente de energía a través de la ingesta oral de alimentos [1]». Esta restricción no ocurre como resultado de otro diagnóstico de trastorno alimentario y no debe haber evidencia de alteración en el peso corporal o la percepción de la forma.
Las personas que luchan con TERIA a menudo experimentan angustia relacionada con los alimentos en función de las características sensoriales de sus cualidades.
En el camino a un cambio de hábito y/o conducta alimentaria, es indispensable poner la mirada en nosotros y brindarnos la oportunidad de escucharnos, cuidarnos y verbalizar lo que nos afecta a personas de confianza.
Durante el proceso de cambio, es esperable que nos encontremos con aquello que nos disgusta y que nos invalida a cambiar. Es necesario explorar estos aspectos desagradables para avanzar y es natural que en el camino de la mejoría, uno tenga algunas recaídas y momentos de angustia. Con la ayuda del Lic. En Nutrición Andrés Sosa, aprenderemos a mitigar miedos e incertidumbres y adquirir una actitud proactiva y comprometida frente al cambio que buscamos.
El tratamiento interdisciplinario en los casos de los trastornos de conducta alimentaria y obesidad es fundamental, en especial, cuando involucra la óptica de la nutrición. En este sentido, la orientación de los alimentos más convenientes para ingerir, sus cantidades y los intervalos deben ser pautados por un profesional formado específicamente en la temática. En conjunto con el proceso psicoterapéutico, trabajar en conjunto permite a que sea más efectivo el tratamiento y a disminuir la intensidad de las recaídas.